Vida artificial
y biopiratería
Silvia Ribeiro* - La Jornada, México, 4 de Julio del 2005
El 29 de junio de 2005, el Wall Street Journal (WSJ) informó
que Craig Venter -famoso genetista que compitió como agente privado
en la secuenciación del genoma humano y trató de patentar
a su favor miles de genes del cerebro humano- acaba de fundar la empresa
Synthetic Genomics Inc para crear vida artificial. No transgénicos,
insertando nuevos genes en organismos ya existentes,sino formas de vida
totalmente artificiales, construyéndolas desde cero.
El capital inicial
de 30 millones de dólares proviene de inversionistas privados,
entre los que destaca el empresario mexicano Alfonso Romo Garza (antes
dueño de la empresa Seminis, del Grupo Pulsar, que Monsanto adquirió
recientemente). El presidente de la nueva compañía es
otro mexicano: Juan Enríquez Cabot,investigador de Harvard y
empresario.
La nueva compañía,
de la que Venter es director ejecutivo, aprovechará los resultados
del subsidio público de 12 millones de dólares que el
Departamento de Energía de Estados Unidos otorgó a otro
instituto de Venter, informa el WSJ. Agrega que Synthetic Genomics Inc
"se unirá a la investigación del instituto sin fines
de lucro de Venter y poseerá los derechos de propiedad intelectual
sobre cualquier producto que resulte del emprendimiento".
Craig Venter creó
en 2003 un organismo vivo en 14 días, a partir de ensamblar genes
sintéticos, con información obtenida de Internet, y luego
colocarlos de la misma forma que el mapa de un microorganismo existente,
un bacteriófago. El organismo creado funcionó igual que
el modelo original. A partir de esto, Venter y su equipo plantearon
al departamento de Energía que podrían crear organismos
totalmente nuevos para producción de energía y otros fines.Sobre
la nueva empresa Venter declaró que "es el paso del que
hemos estado hablando. Estamos pasando de leer el código genético
a escribirlo".
Con los millones del Departamento de Energía, salió a
recorrer las zonas costeras de los mares más biodiversos del
planeta en su yate-laboratorio Sorcerer II, con el fin de colectar microorganismos
cuyos genes pudieran ser utilizados en la construcción de formas
de vida artificial. Colectó organismos en el mar de los Sargazos,
Panamá, México, Costa Rica, islas Galápagos, Polinesia
Francesa y Australia. Ahora se dirige al sur de Africa y al Amazonas.
Para convencer a los gobiernos de esos países de que le permitieran
llevarse su biodiversidad marina, Venter alegó que sus propósitos
son científicos y que la información
obtenida al secuenciar los microorganismos colectados estaría
a disposición del público en Internet, además de
que su instituto no solicitará propiedad intelectual sobre ellos.
Craig Venter ya había
explicado antes a la prensa su cambio de estrategia con respecto al
patentamiento. Para evitar las críticas que surgieron cuando
intentó patentar los genes del cerebro humano, ahora colocaría
toda la información en bruto, en Internet. De todas formas muy
pocos tienen las tecnologías y recursos para poder usar esta
información, decía, y Celera Genomics, la empresa de la
cual era director en ese momento, tiene las herramientas necesarias,
ésas sí patentadas. Venter salió de Celera poco
después y declaró que se dedicaría a la investigación.
Sólo fue un periodo de acumulación de información.
Ahora, con el lanzamiento de Synthetic Genomics Inc vuelve a mostrar
sus intenciones de fondo.
En México la
expedición de Venter tomó muestras en los manglares y
fuera de las costas de Yucatán, particularmente alrededor del
volcán submarino de asfalto que existe allí, un ecosistema
único con presencia de bacterias que sobreviven a más
de 3 mil metros, y que justamente son capaces de realizar procesos de
quimiosíntesis en lugar de fotosíntesis, otra forma biológica
de producir energía. Precisamente lo que busca la expedición
de Venter: organismos para producir nuevas formas de energía
para Estados Unidos.
Para tomar las muestras
en México, bastó una "declaración de entendimiento"
firmada por una investigadora de la Universidad Nacional Autónoma
de México. (UNAM). En ésta, Venter declara que "tomará
muestras de microorganismos marinos en aguas territoriales de México,
en asociación con la doctora Valeria Souza, del Instituto de
Ecología de la UNAM, bajo su licencia de colecta científica
número 09443..." A todas luces un acuerdo aún más
simple que el que la universidad firmó antes con la empresa Diversa
Corporation para
extraer microorganismos de áreas protegidas de México,
también como colecta científica. El contrato con Diversa
tuvo que ser anulado luego de una demanda popular, frente a la cual
la Procuradoría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)
dictaminó, entre otros puntos, que la UNAM no podía decidir
por los recursos genéticos de la Federación. Ahora se
repite la misma situación. Pero seguramente el Instituto de la
Ecología de la UNAM tiene las herramientas necesarias para monito-rear
que Venter sólo utilizará las muestras con
fines científicos. ¿O no?
La expedición
de Venter es biopiratería en gran escala y cuestiona la soberanía
de los países sobre sus recursos.También plantea dilemas
éticos. No hay que ser experto para darse cuenta que crear vida
artificial es un tema que las sociedades deben evaluar seriamente, que
podría conllevar impactos ambientales, de salud y de muchos otros
tipos. Por ejemplo, John Marburger, consejero científico de la
Casa Blanca, declaró al WSJ: "Esta es ciencia al estilo
Parque Jurásico, y es natural que llame la atención...
pero no creo que facilite el bioterrorismo, por el momento". Ah.
Qué alivio.
*Investigadora
del Grupo ETC - www.etcgroup.org